GATITO

CRANEOPÁJARO

RINOCERONTE

HOMBRE ELEFANTE

Y aquí tenemos otro de mis cuadros inconclusos, mi hombre elefante. Cuando lo conocí tenía la mirada triste y el aliento putrefacto. Era educado y me resultó sorprendente que me dijera que hablaba un perfecto húngaro. Le pregunté si era de allí o si tenía familia húngara o si por motivos de trabajo había pasado una larga temporada en Budapest: me contestó a todo que no. Simplemente quería convertirse en el primer hombre elefante en hablar magiar. Me pareció estupendo. No lo volví a ver y su retrato aun está a medias, pero ojalá vuelva a tropezarme con él.

EL APOCALIPSIS

Vuelve a sonar el teléfono. No calla ni bien ni mal. Lo lanzo por la ventana e impacta sobre la cabeza de algún transeúnte que anda despistado y para nada alerta de posibles caídas de móviles del cielo. Grita y jura pero no se ha muerto, solo le ha producido un poco de dolor, así que nada, que se aguante.

El día es extraño, han desaparecido los colores fríos de nuestra realidad y el mundo parece sumido en el apocalipsis. Océanos rojos y cielos ocres. En realidad nada malo ocurre, pero resulta sorprendente.

Con la mirada ensimismada me pregunto qué va a durar esto, si será definitiva esta huida de los colores fríos y si me importa mucho o no.

CASABLANCA

Casablanca es uno de mis clásicos favoritos, es por eso que quise rendirle una pequeña muestra de cariño en mi antiguo blog de la Rata. De la célebre frase de Bogart decir que realmente no es pronunciada en ningún momento de la película, ni en la versión original ni en la doblada al castellano, y sin embargo ahí está, como si la hubiera dicho. Cosas que pasan, pero realmente la culpa de ello la tiene Woody Allen y sus Sueños de un seductor.

Otras grandes célebres frases acuñadas a Bogart son "el virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en vida" o "la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte". Grande Bogart, ¿verdad? Y si no son suyas son de Platón, que por algún motivo siempre los confundo.

CHICA ELEFANTE

Creo saber en qué estáis pensando todos en todo momento, desde que os levantáis hasta que os acostáis, mientras coméis, cenáis o hacéis el amor: en la forma que tendría la criatura de una delicada bailarina de Degas si se cruzase con un elefante africano. ¿He acertado? Bueno, pues aquí tenéis una aproximación. El resto de respuestas existencialistas de relevancia, ya sabéis, las clásicas quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos, otro día.